Acción frente a reacción
En una situación de confrontación real (una pelea de contacto total o una confrontación física o verbal), en su opinión, ¿es más rápida y natural la acción directa espontánea que la reacción consciente? ¿Es más probable que gane el que actúa espontáneamente que el que reacciona mediante un análisis cognitivo?
En este blog, exploraremos las tres generaciones de la práctica del combate. La lucha en la que pensamos sobre nuestras acciones, la que respondemos automáticamente y la lucha de tercera generación: la lucha creativa y generativa.
Pensar antes de actuar: el combate de primera generación
En las artes marciales y los deportes de combate, el primer paso es memorizar una serie de técnicas, el segundo paso es aprender la táctica, es decir, cómo responder a un ataque o a una serie de ataques de una manera determinada.
Este proceso esencial está vinculado a nuestro proceso de memorización. Nos preguntamos: "Si aplica esta técnica, ¿cuál es la mejor táctica para contrarrestarla?". Nuestra mente cognitiva se activa para buscar información en nuestra memoria y alimentarla. Luego usamos nuestro cuerpo para ejecutarlo. Esta es la primera generación de combate: acción-análisis-reacción. Por otro lado, con mucha práctica, podemos hacerlo muy rápidamente.
Pero cuando te enfrentas a un experto de segundo nivel, antes de ejecutarlo, lo más probable es que ya te hayan dado patadas, puñetazos y te estén asfixiando.
El propósito de la primera generación es repetir técnicas y tácticas hasta que se somaticen en nuestro cuerpo y se conviertan en reflejos condicionados. Entonces es el proceso inconsciente ligado a nuestro centro somático el que toma la dirección. Esta es la segunda generación de combate: acción-reacción. El centro cognitivo ve una acción y el centro somático responde.
Si el proceso de memorización es esencial para aprender y perfeccionar nuestro arte, en una situación de combate real, debemos sobre todo actuar con nuestro centro somático y limitar al máximo la intervención de cualquier diálogo interno.
Los límites de la memorización en una situación real en la que todo es caótico y espontáneo
Según estudios científicos realizados con equipos de resonancia magnética, cuando estudiamos o ejecutamos tácticas memorizadas, utilizamos la parte del cerebro responsable de la autoinhibición y el control, el córtex prefrontal dorsolateral.
Pero si nos quedamos en este segundo nivel, nos volvemos predecibles y tendremos dificultades para ganar batallas con alguien más experimentado. Esto sucede cuando una persona de segunda generación conoce a un luchador creativo de tercera generación.
El luchador que utiliza la reacción y la memoria no tiene las herramientas para enfrentarse a un luchador creativo. ¿Por qué no? Este último actúa de forma espontánea y poco convencional, no sabe de antemano lo que va a hacer. Lucha de forma improvisada y según el estilo de su oponente. El luchador de segundo nivel no puede leer el plan del otro, porque no lo tiene. ¿Lo entiendes?
Estamos entrando en la tercera generación de combate: el combate creativo y generativo. La persona está conectada con sus tres centros: cognitivo-somático-relacional.
La improvisación o la creatividad es la mejor respuesta al caos (y a los golpes)
La creatividad, la autoconciencia y la intuición (los haragei) se manifiestan con la unión de los tres centros. Nuestro centro somático tiene la capacidad natural de conectarse a los campos relacionales, de los que extrae su información (los movimientos del adversario, el terreno donde se produce el enfrentamiento, el contexto, los obstáculos, los recursos, etc.). En la autodefensa psicoverbal, hablamos de la segunda atención.
Estamos en el campo de la improvisación y la creatividad. Según la misma investigación científica, es la corteza prefrontal medial la que entra en acción.
Esto puede parecer un poco filosófico o muy "esotérico" para algunos. Pero todos los atletas de alto nivel, como los que compiten en los Juegos Olímpicos u otras competiciones de élite, experimentan esta experiencia creativa, que se conoce como "flujo" o "estar en la zona".
Comparar los movimientos o las acciones de un profesional de alto rendimiento en su disciplina con los de un profesional medio o inferior
Los movimientos del experto son fluidos; su ataque y su defensa salen del "medio de la nada". Es imprevisible, parece divertirse y tiene una visión del combate que le permite ver venir a su adversario a kilómetros de distancia. Está en el modo de resolución de problemas. Sabe aprovechar los puntos débiles del adversario y contrarrestar sus puntos fuertes.
En otras palabras, para improvisar con éxito, los luchadores de élite deben desconectar la parte de su cerebro responsable de la autovigilancia, el córtex prefrontal dorsolateral, y dejar espacio al córtex prefrontal medial. Esto es lo que ocurre en la segunda atención.
En otras palabras, "Si estás demasiado cohibido (en la primera atención), es muy difícil ser creativamente libre". Porque estás conectado a la red equivocada. La red de creatividad está en otra parte.
Aprovechar la red del momento presente mediante un estado de atención plena
Cuando estás conectado a la red 3G, no estás pensando con un diálogo interno, de forma secuencial, como en la lucha de primera generación. Estás en la posición de un observador cinestésico (ves y sientes simultáneamente), actúas en el momento, porque eso es lo que ocurre cuando estás en plena conciencia. Tienes acceso al inconsciente colectivo y a toda la información del campo relacional.
Contrasta esto con la persona que se inicia en el combate
Tiene que pensar en qué acciones realizar mientras su oponente le golpea. Intenta adivinar las acciones de su oponente para colocar su técnica favorita. Los luchadores inexpertos esperan a que el otro termine sus ataques antes de iniciar su propia serie de acciones.
Sus movimientos son bruscos, no están adaptados al otro y sus reacciones son incoherentes. Está lejos de ser fluido, ya que utiliza principalmente su centro cognitivo, el mismo que utiliza cuando practica sus técnicas y tácticas. En este nivel, es más o menos consciente de su centro somático y del campo relacional en el que se baña inconscientemente.
Analiza la técnica del otro para aplicar una contratáctica. Si esto es bueno cuando estamos en fase de aprendizaje, no lo es tanto en una situación real en la que tenemos que improvisar utilizando todas las ventajas sobre el terreno.
En un próximo artículo sobre la parte creativa y generativa del camino marcial, explicaremos cómo equilibrar esta complementariedad entre el aprendizaje y la actuación en el momento presente. La corteza prefrontal dorsolateral (memorización) y la corteza prefrontal medial (improvisación).
Piensa en ello como la parte yin y la parte yang. Ahora tenemos que ponerlo en el círculo que representa el campo relacional. Este círculo es el contexto, o el campo de batalla donde estamos en acción y reacción. En el próximo artículo, sugeriremos prácticas que nos permitan poner en práctica la parte creativa y generadora de nuestro guerrero interior.
Gaëtan Sauvé
Comments